Dad gracias al Señor porque es bueno porque
es eterna su misericordia” (Salmo 117)
Vamos a recordar un poco lo visto en la lectura pasada, hablamos de como nuestros primeros padres en la tierra fueron Adán y Eva a quienes Dios los creó libres, les lleno de su amor, les ofreció su amistad pero ellos decidieron desobedecerle y esto conllevo a que se enemistaran con Dios, sin embargo Dios Padre decide por amor al hombre enviar a su hijo unigénito Jesús para salvarlo.
Hoy hablaremos, de como Dios Padre nunca nos abandona y para ellos miraremos un poquito atrás y recordaremos a tres personajes de la Biblia «Abraham» «Moisés» y «David».
Hace muchos muchos años, Dios habla a un pastor llamado Abrán, le pide que salga de su tierra y vaya en busca de una nueva que Él le mostraría, entonces Abrán le obedece y parte en compañía de su familia, cuando llega a esta tierra Dios le hace una gran promesa, le dijo que le daría como herencia esa tierra para él y toda su descendencia, que sería el padre de una nación muy numerosa y bendecida. Entonces Dios cambia el nombre de Abrán a Abraham porque sería el padre de muchas naciones. A pesar de su mayoría de edad, Dios le concede un hijo a quien llamará Isaac que significa «Dios ha sonreído», pasaron unos años y Dios prueba la fe de Abraham pidiéndole que le ofrezca a su hijo, él muy afligido quiso obedecer a Dios pero antes un ángel de Dios le dice que no será necesario y que por no haber negado nada a Dios lo llenaría de bendiciones y que su descendencia sería tan numerosa como las estrellas del cielo.
La historia de Abraham, es absolutamente increíble, porque nos enseña que la fe es un don maravilloso, dejar todo atrás , comenzar una nueva vida, creer en lo imposible porque viene de Dios tiene que ser lo que hoy deberíamos recordar en lo más profundo de nuestro corazón. Tenemos un Padre generoso, que si nos saca de un lugar es para llevarnos a otro mejor, que si nos pide que abandonemos algo es porque al final nos dará mucho más de lo que estemos dispuestos a abandonar por él.
No se trata de que renunciemos a todo, por ejemplo tienes un juguete que te gusta mucho y no te gusta que nadie lo utilice, ¿Qué te parece si esta semana por agradar a Dios decides compartirlo con tus hermanos? De eso se trata, no de darlo todo sino aquello que más nos cuesta, Dios no quiere que seamos esclavos de las cosas ni de las personas, Él quiere ocupar el primer lugar en nuestras vidas, porque si somos capaces de darle ese primer lugar seremos realmente libres y gozaremos de la verdadera felicidad.
Como el pueblo de Israel comenzó a crecer muchísimo el faraón sintió miedo porque los israelitas eran más en número que los egipcios, entonces dio una orden para que el pueblo de Dios no continuara creciendo. La mamá de uno de estos niños israelitas para salvar la vida del niño, lo va colocar en una cestita entre plantas a la orilla del río del palacio del faraón. En ese momento la hija del faraón se estaba bañando y vio la cestita con el bebe, ella quedó encantada con el pequeño y decidió cuidarlo. La hija del faraón decidió llamarlo Moisés que significa «salvado de las aguas», Moisés va ser educado en el palacio del faraón y aprendió todas sus costumbres. Con el paso de los años Moisés se va dar cuenta que los israelitas eran maltratados a mano de los egipcios. Un día un egipcio estaba golpeando muy fuerte a un israelita y Moisés decide defenderlo, sale huyendo y por el desierto conoce a un grupo de 7 hermanas y se queda a vivir con la familia. Con el tiempo se casa con la hija mayor y trabaja en los rebaños de su suegro.
Un día estaba en el desierto y va ver algo muy extraño una matita que estaba prendida en llamas pero no se quemaba , era una zarza ardiente, él va acercarse y Dios le habló desde la zarza y le dijo «yo soy el Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob» le dijo que rescataría a su pueblo porque estaba sufriendo mucho y que quería que fuese Moisés quien vaya a sacarlos de allí y no te preocupes que yo estaré contigo. Entonces Moisés se puso en camino hacia Egipto en compañía de su hermano Aarón a quien Dios había enviado para ayudarlo y así ocurre Dios libera a su pueblo de la esclavitud del faraón.
En la historia de Moisés, podemos ver como Dios nunca abandona a sus hijos y cumple todas sus promesas, nuestro Padre conoce nuestros sufrimientos, está atento a nuestras necesidades, así como envío a Moisés sigue enviando a sus elegidos aquí en la tierra para que conozcamos cual es su voluntad y el camino seguro que nos conduzca a su encuentro.
Por último hablaremos de David, el gran David, ¿Habéis escuchado la historia de David y Goliat?
En la biblia se nos habla de un joven pastor llamado David cuyo nombre significa «amado de Dios», David era un pequeño alegre que pasaba todo el tiempo al cuidado de las ovejas de su familia. Un día David va a enterarse que había un gigante que abusaba de todo el mundo y nadie era capaz de vencerle, entonces va decidir ir él mismo a enfrentarse con el gigante.
Se va presentar con su honda y con varias piedras que recogía del rio, al verle el gigante se reía tan fuerte que lo escuchaban en todos los lugares. David sin perder el tiempo va poner una piedra en su honda, apuntó mejor que de costumbre y lanzó la piedra que va caer justo en la frente de Goliat quien después de dar vueltas cae al suelo.
A que muchas veces te sientes identificado con esta historia, seguro que en el cole te encuentras con otros niños que intentan aprovecharse de los más peques o más débiles, pero aquí David no es que nos enseñe a ir a pelear, el gran mensaje que encierra David es que no DEBEMOS TENER MIEDO, que debemos ser capaces de confiar en las habilidades que Dios ha puesto en cada uno de nosotros y salir a enfrentarnos con esos gigantes que se llaman problemas que intentan apagar la sonrisa de nuestros rostros. No dejes que el gigante de la tristeza, el miedo y otros cuantos más puedan contigo, ¡¡saca la piedra que es la oración y derrótalo!
Ahora que hemos aprendido estas tres grandes histórias que te parece si me ayudas a descubrir el personaje. ! Anímate¡
Pequeños Gigantes de la Fe 
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